mujer guiando al hombre a hacer entrenamiento funcional

¿Qué es el entrenamiento funcional y cuáles son las razones de su auge?

En los últimos años, el entrenamiento funcional ha pasado a ser una tendencia emergente dentro del ámbito del fitness para transformarse en un instrumento imprescindible para todo tipo de personas, desde deportistas de élite hasta aquellos que sólo persiguen la mejora de su salud y movilidad. 

¿Qué es lo que le hace particular? ¿Por qué tanta gente lo escoge por encima de los métodos más tradicionales? 

La respuesta la encontramos en su visión holística. El entrenamiento funcional no se asemeja al entrenamiento tradicional que trabaja músculos de manera aislada, ya que reproduce los patrones de movimiento naturales, aquellos que utilizamos todos los días sin darnos cuenta de ello, como agacharse, torcerse, empujar, tirar, estabilizar el cuerpo… 

Todo se entrena buscando un propósito. En nuestro caso, lo hacemos integrando el entrenamiento funcional con la fisioterapia deportiva y ofreciendo un enfoque global que va a optimizar la rehabilitación de las lesiones y va a mejorar notablemente el rendimiento físico. Este tipo de emparejamiento no solo agiliza los tiempos de recuperación, sino que también prepara el cuerpo para que funcione mucho mejor en el día a día así como en el deporte. 

Por ello, lejos de ser una moda, ha pasado a ser una herramienta fundamental tanto en prevención como en mejora de la condición física. 

Cómo aplicar en la práctica el entrenamiento funcional 

El principio del entrenamiento funcional es simple, pero muy potente: entrenar para mejorar la función. 

Cuando hablamos de función hay que tener presente que se entrena el cuerpo como un sistema global, no como un conjunto de partes detalladas. Esto se traduce, en la práctica, en ejercicios que implican movimientos multiarticulares, en todos los sentidos y planos, con la participación de grandes cadenas musculares. 

Un ejemplo, el peso muerto con kettlebell no solo trabaja los glúteos y la parte baja de la espalda, también activa el core, mejora la coordinación y trabaja la postura.

Una sesión funcional estándar podría abarcar saltos, lateralidades, ejercicios del TRX, movimientos con balón medicinal, peso libre, etc., siendo interesante entender que el que se utilizaba podría ser cualquiera, lo realmente importante es el tipo de movimiento que se realizaba, esto es, el movimiento es el natural, eficaz y transferido, con el objetivo a obtener. 

Ejercitarse a fin de adquirir estabilidad, movilidad articular, fuerza funcional y coordinación, en un punto determinado. En este sentido, el entrenamiento funcional se adapte a ti, y no al contrario.

Los beneficios del entrenamiento funcional son el punto de interés (más allá donde queda lo teórico) 

Terminando la anterior afirmación, lo interesante del entrenamiento funcional es que el beneficio no se queda en teoría, quien entrena de forma habitual ve cómo su cuerpo y su rendimiento va cambiando.

  1. Mayor estabilidad y equilibrio: entrenar sobre superficies inestables, utilizar cargas libres complementadas con movimientos complejos. Esto lleva a que el estado físico de la persona deba mantener el control. Esto permite que el core se responsabilice del trabajo de hacer el equilibrio. 
  2. Prevención de lesiones: Una mayor movilidad articular, una mejor postura y una mejor coordinación entre músculos permiten una disminución del riesgo. En nuestras consultas hemos podido observar cómo los pacientes que incorporan funcional en sus rutinas se recuperan más rápidamente y vuelven al deporte con mayor confianza. 
  3. Transferencia al deporte y a la vida diaria: un deportista necesita explosividad, estabilidad, agilidad y control. Una persona mayor necesita agacharse sin dolor y moverse con confianza. Los dos, el entrenamiento funcional puede ayudarles. 
  4. La mejora del rendimiento deportivo: desde corredores hasta jugadores de pádel todos pasan por un entrenamiento funcional. En caso de asociar funcional con fisioterapia deportiva se produce un incremento real en el rendimiento, sin sobrecargas ni asimetrías. 
  5. Hacer deporte en menos tiempo: una sola sesión funcional puede trabajar fuerza, movilidad, cardio y coordinación. Se trata de un sistema eficaz, magnífico para quienes cuentan con poco tiempo disponible, pero quieren resultados globales. 

Diferencias entre entrenamiento funcional y el entrenamiento tradicional

Una confusión que se repite con frecuencia es la de pensar que el entrenamiento funcional no es otra cosa que un circuito con ejercicios “modernos” o “con juguetes” como bosus, balones o TRX. Muy alejado de la realidad.

Entrenamiento tradicional 

Se centra en músculos aislados (por ejemplo, curl de bíceps) Se suele hacer en máquinas guiadas 

El principal objetivo es la hipertrofia o la fuerza máxima, utilizando movimientos que no son del todo representativos de la vida real 

Entrenamiento funcional 

Se trabaja en base a patrones de movimiento (empujar, traccionar, rotar, estabilizar). Utiliza herramientas libres o el peso del propio cuerpo 

El objetivo es mejorar la condición del cuerpo todo con movimientos que se asemejan a gestos deportivos o de la vida cotidiana 

En otras palabras, mientras que en el entrenamiento tradicional el objetivo es desarrollar capacidades particulares de forma localizada, en el funcional el objetivo es que todas y cada una de las partes del cuerpo trabajen en conjunto y de forma eficiente. 

En nuestra experiencia, y siempre y cuando se utilicen cuando así lo requieran las circunstancias, obtendremos resultados más completos. Por ejemplo, en el caso de la rehabilitación se puede usar en primera instancia el enfoque tradicional para conseguir la fuerza de estructuras concretas, y, posteriormente, aplicar el funcional para conseguir la movilidad y la condición general. 

¿A quién va dirigido?

Una de las mejores cualidades del entrenamiento funcional es la adaptabilidad. No es únicamente para deportistas o personas con un buen estado físico. Por el contrario, es totalmente adaptable, independientemente de la edad, condición o nivel. 

Personas inexpertas pueden realizar sesiones con peso corporal, en rangos controlados y sin impactos. 

En personas mayores es ideal para trabajar estabilidad, postura y fuerza, sin necesidad de cargas excesivas. 

Para deportistas de alto nivel es una buena forma de mejorar el rendimiento, prevenir lesiones y pulir patrones de movimiento. 

La clave está en personalizar la forma de entrenar en función de la situación y los objetivos de cada persona. Y nosotros lo hacemos. En deportistas lesionados, por ejemplo, proponemos ejercicios funcionales progresivos para recuperar movilidad y volver a su nivel competitivo sin riesgos.

Entrenamiento funcional y fisioterapia. 

Dos de nuestras combinaciones más eficaces que hemos utilizado, la fusión entre fisioterapia deportiva y entrenamiento funcional. Lo digo sin lugar a dudas porque los resultados hablan por sí solos. 

Nuestra opinión es que -la fisioterapia deportiva y el entrenamiento funcional son métodos eficaces para la mejora del rendimiento deportivo y la recuperación de lesiones-

Unimos estas dos disciplinas con el objetivo de presentar un enfoque global que mejora la rehabilitación y permite al deportista desarrollar su máximo potencial. Combinar la fisioterapia y el entrenamiento funcional da como resultado un paciente que no solo sana una lesión, sino un paciente que es más fuerte, más coordinado y con menos recaídas.

Ejemplos de ejercicios funcionales y cómo implementarlos 

Algunos de los ejercicios funcionales más frecuentes que realizamos, tanto en el ámbito de la rehabilitación como el de la mejora de rendimiento: 

  • Sentadilla goblet con kettlebell, trabaja las piernas, el core y la postura; 
  • Zancadas con rotación para mejorar el equilibrio y la movilidad torácica; 
  • Plancha con desplazamiento de peso, se activa el core y mejora la estabilidad de los hombros
  • Peso muerto con kettlebell, se entrena toda la cadena posterior y la mecánica de la cadera
  • Elevaciones laterales con el TRX que favorece el control escapular y la estabilidad torácica. 

Estos ejercicios pueden ser adaptados en función del nivel de la persona, objetivo (rehabilitación, movilidad, fuerza, etc.) o bien el contexto deportivo. 

Cómo empezar a introducir el entrenamiento funcional en su rutina

Lo ideal es iniciar con una valoración funcional en la que se detecten limitaciones, desequilibrios o necesidades concretas. Desde ahí construye una base sólida, trabaja la movilidad articular, la estabilidad del core, los patrones básicos (sentadilla, bisagra de cadera, empuje, tracción) y aumenta la complejidad de forma progresiva, plantea planos de movimiento, elementos de inestabilidad o multitareas. 

Intégralo en tu rutina semanal. Puedes dedicarle entre 2–3 días a la semana o integrarlo como parte del calentamiento y parte final de otras sesiones. 

Combínalo con otras disciplinas como pueden ser la fisioterapia, yoga, pilates o el entrenamiento específico para tu deporte.

Por qué el entrenamiento funcional es más que una moda 

Todo lo que supera el paso del tiempo tiene su razón de ser. El entrenamiento funcional no es una moda, es un cambio de paradigma. 

Una forma de entrenar que responde a las necesidades reales del cuerpo humano y que puede aplicarse desde la prevención, la rehabilitación o el alto rendimiento. 

Desde nuestra experiencia en fisioterapia deportiva, hemos podido observar que cada vez que integramos el entrenamiento funcional en nuestros protocolos obtenemos aún mejores resultados. 

No solo hablando de curar una lesión, sino de volver más fuertes, más eficientes y con más conciencia corporal. Ese es para nosotros el verdadero valor del entrenamiento funcional. No se trata solo de sudar más o de usar utensilios que no hemos utilizado nunca. Se trata de entrenar para vivir mejor.

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