- ¿Qué es exactamente el entrenamiento funcional?
- Los principales beneficios para el cuerpo y el rendimiento
- En qué casos no es recomendable practicarlo (riesgos del entrenamiento funcional)
- Diferencias frente a otros tipos de entrenamiento
- Ejemplos de ejercicios funcionales más comunes
- Errores frecuentes al iniciarse en el entrenamiento funcional
- Consejos de fisioterapeutas para practicarlo con seguridad
- Preguntas frecuentes sobre el entrenamiento funcional
El entrenamiento funcional está de moda en gimnasios, en fisioterapias, en rutinas en casa… pero más allá del furor, ¿realmente sabemos qué nos aporta y qué riesgos puede tener?
Aquí bien explicado los pros y los contras del entrenamiento funcional, ejemplos de cómo llevarlo a cabo y consejos de los fisioterapeutas para que lo practiques con seguridad.
¿Qué es exactamente el entrenamiento funcional?
El entrenamiento funcional es un método que partiendo de movimientos naturales del cuerpo humano como agacharse, apalancar, saltar, caminar, levantar peso…, se diferencia de los entrenamientos tradicionales en la medida en que no trabaja un sólo músculo, sino que implica el uso de varias articulaciones y cadenas musculares al mismo tiempo.
Mientras que el entrenamiento en una máquina de gimnasio es de tipo analítico (cada músculo o grupo muscular tiene su ejercicio o movimiento específico), el funcional reproduce gestos que realizamos cotidianamente.
Esto lo convierte en un tipo de entrenamiento válido para cualquiera, desde los que se proponen mejorar la condición física hasta los que tienen que rehabilitarse después de una lesión.
Los principales beneficios para el cuerpo y el rendimiento
Los beneficios del entrenamiento funcional se distribuyen tanto por la salud como por el rendimiento deportivo:
- Mejora del equilibrio y la estabilidad.
- Prevención de lesiones a base de trabajar los músculos estabilizadores.
- Aumento de la fuerza global (hipertrofia, potencia, resistencia).
- Mejor postura corporal e higiene postural.
- Más movilidad y flexibilidad dinámica.
- Mejor rendimiento deportivo gracias al trabajo global.
En mi experiencia, he comprobado que este tipo de entrenamiento ayuda a conservar la autonomía en el día a día. Cuando estuve en recuperación de fisioterapia, los movimientos funcionales aceleraron mi progresión gracias a la memoria muscular. Eso sí, siempre bajo la supervisión de un fisioterapeuta para evitar errores comunes.
En qué casos no es recomendable practicarlo (riesgos del entrenamiento funcional)
Aunque tiene muchas ventajas, también existen riesgos del entrenamiento funcional si no se practica correctamente:
- Personas con lesiones recientes o patologías graves sin supervisión médica.
- Practicarlo sin progresión, empezando con ejercicios avanzados.
- Técnicas mal ejecutadas que sobrecargan articulaciones.
- Falta de control postural, que se corrige con apoyo de un profesional.
El mayor error es pensar que cualquiera puede empezar sin asesoría. El funcional parece simple porque imita movimientos cotidianos, pero si no se hace con técnica, el riesgo de lesión aumenta.
Diferencias frente a otros tipos de entrenamiento
- Entrenamiento funcional vs. gimnasio tradicional:
El gimnasio aísla músculos, mientras que el funcional entrena el cuerpo en conjunto. - Funcional vs. HIIT / CrossFit:
El HIIT y el CrossFit suelen buscar intensidad máxima, el funcional se centra en la utilidad práctica. - ¿Cuál elegir?
- Si buscas hipertrofia muscular, gimnasio.
- Si buscas mayor rendimiento y movilidad, funcional.
- Si buscas intensidad y competición, crossfit.
- Si buscas hipertrofia muscular, gimnasio.
Ejemplos de ejercicios funcionales más comunes
Algunos de los ejercicios funcionales más utilizados son:
- Sentadillas (con o sin carga).
- Zancadas y estocadas multidireccionales.
- Planchas y variantes para fortalecer el core.
- Burpees y dominadas.
- Peso muerto y swings con kettlebell.
Yo recomiendo empezar solo con peso corporal. En mi experiencia, esto reduce errores y permite enfocarse en la postura antes de añadir resistencia con bandas o pesas.
Errores frecuentes al iniciarse en el entrenamiento funcional
- Querer hacer todo de golpe. Empezar con burpees o kettlebells pesados sin base previa.
- Olvidar la técnica. El cuerpo compensa con malas posturas que a la larga generan dolor.
- No respetar descansos. El funcional exige coordinación muscular, y sin recuperación la técnica se degrada facilitando lesionarse.
- Falta de progresión. Saltarse los niveles básicos antes de dominar movimientos simples, no hay atajos, es un proceso que hay que seguir.
Aquí es donde más personas se lesionan. En mi caso, aprendí que el entrenamiento funcional no es cuestión de intensidad, sino de calidad del movimiento.
Consejos de fisioterapeutas para practicarlo con seguridad
Los fisioterapeutas coinciden en varias pautas esenciales:
- Supervisión profesional: al inicio es imprescindible contar con un profesional que te indique cómo realizar los ejercicios, una buena higiene postural te va a ayudar más que hacer esfuerzos sin sentido.
- Progresión gradual: No empezar la casa por el tejado, inicia en lo básico, ve subiendo intensidad según el cuerpo se vaya acostumbrando, de forma paulatina, así evitaremos muchas lesiones.
- Higiene postural: Es super importante, desde el momento en que alineamos correctamente las diversas articulaciones y la columna, a la hora de cargar peso, evitamos muchas lesiones y los ejercicios son más fáciles de realizar.
- Memoria muscular: aprovechar los patrones de movimiento del cuerpo para mejorar autonomía y prevenir recaídas.
Personalmente, valoro mucho el acompañamiento del fisioterapeuta. Gracias a esa guía, pude evitar errores y progresar sin molestias.
Preguntas frecuentes sobre el entrenamiento funcional
Cuando alguien empieza con el entrenamiento funcional suele tener varias dudas. La primera es sobre los beneficios, este tipo de rutina ayuda a ganar fuerza de forma global, mejora la postura y da más movilidad. En la práctica, eso significa que tareas simples como cargar bolsas del súper o subir escaleras se vuelven menos pesadas.
También se habla de los riesgos. La verdad es que no son muchos, pero si se entrena sin técnica o con demasiada intensidad, sí pueden aparecer lesiones. La clave está en hacerlo con progresión y, mejor aún, bajo la mirada de un profesional.
Otra comparación muy común es con el gimnasio tradicional. ¿Qué es mejor? Depende de lo que busques. El funcional se centra en la autonomía y en rendir mejor en la vida diaria o en el deporte, mientras que el gimnasio clásico está más enfocado en la hipertrofia y en la estética.
Y sobre la edad, no hay límite. Lo puede practicar casi cualquiera, siempre que se ajuste el nivel y la intensidad a cada persona. Un buen entrenador sabrá adaptar la rutina tanto a un joven deportista como a un adulto mayor que quiere moverse mejor.
En resumen, el entrenamiento funcional aporta mucho más de lo que exige. Fortalece, mejora la postura y da independencia en el día a día. Si lo empiezas poco a poco y con la guía adecuada, más que un simple ejercicio se convierte en una inversión a largo plazo en tu salud y bienestar.


